jueves, 3 de septiembre de 2015

EL MUÉRDAGO, UN NUEVO ALIADO DE LA FITOTERAPIA CONTRA EL COLESTEROL

Investigadores argentinos de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de Rosario encontraron que el muérdago criollo tiene la propiedad de disminuir el colesterol en la sangre.

Una especie vegetal de la República Argentina, la Ligaria cuneifolia, conocida vulgarmente como “muérdago criollo” exhibe, tanto en estudios in vivo como in vitro, prometedores atributos hipocolesterolémicos, es decir capacidad de disminuir los niveles de colesterol en la sangre. La hipercolesterolemia es uno de los factores que resulta imprescindible controlar para reducir la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, debido a su papel en la producción de arterosclerosis y su asociación con las cardiopatías isquémicas. Las enfermedades cardiovasculares, consideradas hoy una “epidemia” mundial, causan unas 17.000.000 de muertes por año, lo que equivale a un tercio del total de defunciones, según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS). De allí el interés permanente por desarrollar nuevas estrategias terapéuticas.



El “muérdago criollo”, una especie muy difundida en el territorio argentino, es una planta hemiparásita. En la Argentina, principalmente en las provincias del interior, como en el resto del mundo, la palabra “muérdago” es aplicada a las plantas que tienen un comportamiento similar al de Viscum album (es decir, al muérdago nórdico, el ´auténtico´muérdago) y cierto grado de relación taxonómica. Son plantas hemiparásitas que se desarrollan sobre vástagos leñosos, por lo tanto dependen del hospedante para vivir, de donde obtienen el agua y los nutrientes minerales; son organismos fotosintetizadores ya que producen sus propios carbohidratos. Por su condición de hemiparásitas, en general están desprovistas de raíces; al germinar la semilla da lugar a un disco de adhesión en el hipocótilo que le permite aferrarse a la superficie de las ramas y de los tallos del hospedante. Luego generan un cono de penetración que crece entre los tejidos hasta llegar al xilema por donde circulan el agua y las sales.



El equipo interdisciplinario de investigadores está integrado por expertos de las cátedras de Farmacobotánica, Farmacognosia, Farmacología, Inmunología, Química General e Inorgánica, Tecnología Farmacéutica I, Citogenética y Química Medicinal de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (FFyB-UBA). Trabajaron en colaboración con expertos de las facultades de Medicina, de Química y de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional de Rosario, otra entidad universitaria argentina.



Los científicos analizaron exhaustivamente las propiedades del muérdago criollo, que en la medicina popular viene utilizándose ancestralmente, como explica el doctor Marcelo Wagner, profesor titular de la cátedra de Farmacobotánica, y director del Museo de Farmacobotánica “Juan A. Domínguez” de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. Hallaron que esta planta medicinal es rica en polifenoles, que son sustancias antioxidantes, y tanto en estudios farmacológicos in vitro como in vivo, observaron que el extracto de muérdago criollo favorece la disminución del colesterol plasmático, disminuye la concentración de lipoproteína LDL, y también aumenta el flujo y la excreción de colesterol por la vesícula biliar. Los resultados obtenidos fueron publicados en dos artículos de la revista internacional Clinical Hemorheology and Microcirculation.



Los polifenoles hallados en el muérdago son candidatos ideales para el desarrollo de fármacos a partir de plantas medicinales. “Los estudios de biodisponibilidad de los principios activos del muérdago en sangre, y los estudios de hepatotoxicidad y genotoxicidad arrojaron resultados promisorios. Demostraron que el uso prolongado de Ligaria como tratamiento del colesterol no afecta el hígado y tampoco el material genético de las células”, señala Wagner. Encontraron, además, que los extractos de muérdago resultan efectivos aun en muy bajas dosis. El muérdago se perfila, entonces, como un gran candidato a la transición de la medicina popular y la fitoterapia a un medicamento.



Los estudios de esta especie vegetal tienen larga tradición en la Facultad de Farmacia y Bioquímica. De hecho, ya para mediados de la década de 1980 Wagner había realizado su tesis doctoral sobre la temática. En distintas líneas de trabajo con esta planta medicinal, los investigadores de la UBA habían hallado también propiedades antitumorales y anticancerígenas.



El colesterol es una estructura esteroide que se encuentra en las membranas celulares, es precursor de la vitamina D, de las hormonas sexuales y de las sales biliares. El colesterol que circula por el cuerpo es transportado por la sangre y se encuentra unido a proteínas llamadas lipoproteínas. Dos de las lipoproteínas más importantes son la lipoproteína de alta densidad (HDL, del inglés high density lipoproteins), y la lipoproteína de baja densidad (LDL del inglés low density lipoproteins).



Las HDL retiran el colesterol de las células y de las arterias, y lo transportan hacia el hígado donde es excretado por la vesícula biliar a los intestinos para luego ser eliminado por el organismo. Las HDL son vulgarmente conocidas como el colesterol “bueno”. Las LDL son las encargadas de llevar colesterol hacia las células, y son popularmente conocidas como el colesterol “malo”, dado que el aumento de su concentración en la sangre incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. El colesterol total en el plasma sanguíneo se calcula como la suma de HLD, LDL y otras lipoproteínas.



Si bien hoy se cuenta con drogas para tratar el aumento de colesterol, las estatinas, tienen efectos adversos conocidos sobre el organismo. El consumo prolongado de estastinas puede causar dolores musculares, debilidad muscular, diabetes y daños en el hígado. “Los fármacos disponibles son muy eficientes para tratar la fase aguda de la enfermedad, pero no se piensa en los afectos adversos causados en los tratamientos prolongados o crónicos”, resalta Wagner. Y agrega: “Los productos naturales no tienen la misma eficiencia en la fase aguda que los medicamentos convencionales, pero en cambio, constituyen una excelente opción para tratamientos crónicos al carecer de los efectos colaterales que tienen las drogas de síntesis”.



“También, los fármacos que se desarrollen a partir del muérdago podrían administrarse de forma conjunta con las drogas sintéticas en uso, para bajar las dosis de estas y disminuir sus efectos indeseados”, postula, por su parte, el doctor Rafael Ricco, profesor adjunto de Farmacobotánica.



El próximo paso consiste en lograr el apoyo de la industria farmacéutica que permita desarrollar y lanzar al mercado un nuevo medicamento con compuestos naturales, sintetizados por plantas y que aminore los efectos adversos de los tratamientos farmacológicos convencionales.

FUENTE: UBA/DICYT

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