Investigadores del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino-ICVV (Gobierno de La Rioja , CSIC, Universidad de La Rioja ) y del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) han identificado los progenitores de la variedad de uva Tempranillo, la uva tinta más extendida en España con un 20% de la superficie total de viñedo.
El análisis de parentesco ha permitido identificar las variedades Albillo Mayor y Benedicto como los padres del Tempranillo. El Albillo Mayor –denominado Turruntés en La Rioja – es una variedad muy conocida, que se cultiva en el centro de la Península Ibérica. Por el contrario, la variedad Benedicto casi no se cultiva ahora, solo queda de forma residual en Aragón, y carece de referencias históricas claras en la literatura vitícola española.
Los datos históricos y genéticos reunidos en esta investigación que publicará en julio American Journal of Enology and Viticulture permiten señalar que la variedad Tempranillo podría haber nacido en el último milenio probablemente en el entorno del valle del Ebro.
El Tempranillo se utiliza para la producción de vino tinto y en la actualidad está extendido en muchas regiones vinícolas de todo el mundo. Gracias a esta investigación se ha identificado por primera vez la genealogía de una de las grandes variedades de uva española en superficie y valor comercial. Previamente se había encontrado el origen genético de otras variedades como Cabernet-Sauvignon (1997) o Merlot (2009).
Estudios de ADN en la uva
En el trabajo se ha utilizado tanto el análisis de ADN como datos morfológicos e históricos que permitieran caracterizar las relaciones genéticas del Tempranillo, identificando a sus progenitores y también a sus descendientes.
El equipo del ICVV-La Rioja ha realizado el análisis de determinados marcadores de ADN significativos en la colección de variedades de vid del IMIDRA (compuesta por unos 3.400 ejemplares de vid), cuyos investigadores también han realizado el estudio morfológico e histórico de la investigación.
La investigación ha incorporado también una búsqueda de variedades derivadas del Tempranillo. Partiendo de una base de datos que contiene la mayor parte de las variedades españolas sólo se identificó una, el Coloraíllo, como un posible descendiente del Tempranillo y de la Moravia Dulce (variedad también conocida como Marufo o Brujidera). En este caso se ha identificado al Tempranillo como el progenitor masculino. Además, para cada uno de los padres del Tempranillo se han identificado otras variedades españolas relacionadas: Albillo Mayor está relacionado con Castellana Blanca y Benedicto con Benedicto Falso de Aragón.
El estudio contribuye a ilustrar la necesidad de preservar variedades antiguas, especialmente aquellas que ya no se cultivan, como se ha hecho en El Encín, instalación dependiente del IMIDRA que gestiona la colección nacional de variedades de vid, y en otros repositorios de todo el mundo.
Este hallazgo permitirá obtener nuevas variedades mejor adaptadas al entorno climático o geográfico; o con mejores características vitícolas
La identificación de los padres del Tempranillo permite en primer lugar ratificar científicamente el origen autóctono de esta variedad. Además esta información puede servir para obtener nuevas variedades relacionadas que se adapten adecuadamente a nuevos entornos climáticos y geográficos, o que ofrezcan nuevas o mejores características de interés vitícola y enológico.
La identificación, paso a paso
El proceso para llegar a identificar los ascendientes de una variedad de vid es "complicado", debido sobre todo a la edad de muchas de ellas, que se miden en cientos de años de cultivo. En muchos casos no es posible un hallazgo como el que aquí se presenta, simplemente porque los progenitores han desaparecido. En caso de que existan, es necesario llevar a cabo, por un lado, un estudio de ADN y, por otro, un estudio histórico. Ambos se deben complementar en lo posible con estudios de la morfología de cada variedad.
Para el análisis de ADN se toman muestras (normalmente de hoja) de las distintas variedades a evaluar, se extrae su ADN y se analiza en unos puntos concretos (marcadores) que permiten establecer la posible existencia de relaciones de parentesco entre las variedades. Según los investigadores, cuantos más marcadores se utilicen, más fiable serán los resultados del análisis de parentesco.
El estudio histórico, ayudado por el morfológico, sirve para tratar de determinar el origen temporal de las variedades implicadas, y sus lugares de cultivo en tiempos remotos, que pueden no coincidir con los actuales.
Los investigadores Javier Ibáñez (ICVV), Gregorio Muñoz-Organero (IMIDRA), L. Hasna Zinelabidine (ICVV), M. Teresa de Andrés (IMIDRA), Félix Cabello (IMIDRA) y José Miguel Martínez-Zapater (ICVV) han participado en el trabajo.
Fuente: Universidad de La Rioja