A principios de septiembre se han iniciado los trabajos de recogida de las primeras variedades de manzana plantadas en la finca experimental de Llesp de la Asociación para el desarrollo de la Ribagorza Románica. Se trata del tercer año del cultivo y de observatorio experimental de frutales en la finca del Perelló de Llesp de las variedades comerciales y autóctonas de manzana y pera. La cosecha se ha iniciado con diferentes variedades del grupo Gala (manzana de verano) y se prolongará hasta noviembre con la variedad Fuji. Durante los dos meses y medio que durarán los trabajos de recolección se espera obtener en algunas de las variedades evaluadas alrededor de 60 toneladas por hectárea. Según el investigador del IRTA, Ignasi Iglesias, “las producciones serán muy buenas por tratarse de variedades en el tercer año de plantación y duplicarán las obtenidas el año pasado”.
La finca experimental de Llesp es un proyecto impulsado por la Ribagorza Románica en colaboración con el Departamento de Agricultura que tiene la asistencia técnica del IRTA. La finca está destinada a la evaluación de 13 variedades comerciales de manzana, algunas de ellas ya conocidas como Gala, Golden, Reineta o Fuji, así como de otras más nuevas como son la Rubens, Ariane, Eveline o Milwa, entre otras, y dos variedades de pera. La finalidad es conocer el comportamiento y la calidad del fruto (calibre, color, firmeza, sabor) obtenida en una zona de montaña donde este cultivo no se encuentra implantada a escala comercial. “Queremos conocer si el territorio de la Ribagorza tiene el mismo potencial y aptitud por el cultivo de la manzana que de otras de Italia o Francia o en zonas de montaña que cultivan estas variedades de forma comercial” señala el Presidente de la Asociación, Joan Perelada.
Las fechas de calidad obtenidas en 2010 permiten afirmar que la producción en altura de manzana mejora tanto el color como la firmeza y la crocanticidad de la pulpa, obteniéndose una mejor calidad gustativo-sensorial y aromática respecto a las zonas de llana. Otro aspecto destacable es que la maduración del fruto es más lenta, cosa que proporciona un periodo de cosecha más amplio para cada variedad. Los resultados se obtendrán este año y en el 2012 permitirán realizar una valoración definitiva del potencial de la manzana y de su adaptación a la Ribagorza Románica.
El proyecto también incluye el tratamiento y evaluación de diversas variedades autóctonas, para poderlas producir a escala comercial en un futuro. Se trata de variedades seleccionadas y cultivadas a lo largo de siglos y, por tanto, bien adaptadas al entorno geográfico de la Ribagorza Románica. De hecho, tanto la manzana como la pera, para consumo en fresco o para cocer, han sido tradicionalmente los frutos más populares e importantes en la dieta de las zonas de montaña.
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