miércoles, 19 de diciembre de 2012

USAN LAS ZANAHORIAS DE DESCARTE PARA OBTENER CAROTENOS Y BIOETANOL

Cada día, durante la época de cosecha, las plantas empaquetadoras de la zona costera santafesina descartan entre 20 y 80 toneladas de zanahorias. El motivo: no cumplen con los requisitos de forma y tamaño impuestos por el mercado. Así, hasta el 30% de la producción no puede ser comercializado, lo que repercute tanto en los costos como en el impacto ambiental de la actividad.
Bajo la premisa de aprovechar esas zanahorias, un grupo de investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Conicet se abocó al diseño de procesos que permitan agregarles valor. Por un lado, se proponen extraer los carotenos que le dan a la hortaliza su característico color naranja. Esta sustancia se utiliza como insumo en la industria alimenticia –como colorante-, así como también en farmacia y cosmética. Hasta el momento no se produce en el país sino que se importa en su totalidad.
Otra forma de aprovechamiento complementaria es la producción de biocombustibles. Las zanahorias, ricas en azúcares, pueden fermentarse y formar alcoholes aprovechables como bioetanol. Se trata de un proceso similar al que se utiliza con la remolacha azucarera.
 “La idea es desarrollar un proceso que permita obtener el máximo de azúcares y de alcohol pero sin afectar los carotenos”, sintetizó Juan Carlos Yori, docente e investigador del CONICET y de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ).

El proceso
La primera etapa del proyecto propuesto por los investigadores contempla el diseño del proceso. Luego, se construirá una planta con capacidad para procesar entre ocho y diez toneladas de zanahorias por día, es decir, a escala piloto.
Según explicó Yori, se están estudiando dos formas de procesamiento. La primera consiste en separar el jugo -para fermentarlo- del bagazo, de donde se pueden extraer los carotenos. La segunda opción incluye un pretratamiento de la zanahoria cortada. “Es similar a lo que se hace con la remolacha azucarera: con el agua se pueden arrastrar azúcares sin perder carotenos”, detalló.
Los azúcares de la zanahoria se fermentan en un reactor junto con levadura, “la misma que se utiliza para la elaboración de cerveza o vino”, aclaró Yori y recalcó que estos microorganismos tienen la característica de reproducirse en presencia de oxígeno, mientras que en su ausencia, transforman los azúcares en alcohol.
Luego se destila el producto de reacción para separar el alcohol del agua y se obtiene el bioetanol. “El usar zanahoria como materia prima para producir alcohol es algo relativamente nuevo. Según la información que disponemos, no hay emprendimientos de esta característica en Latinoamérica”, subrayó Yori.
En paralelo, el mismo etanol generado en la planta se utiliza para extraer los carotenos del bagazo. Luego se elimina el alcohol, se concentran los carotenos y se los prepara para su comercialización en una solución en aceite de girasol de diferentes concentraciones.

El futuro de la zanahoria
El desafío de agregar valor a los descartes agroindustriales fue planteado a la Universidad por una empresa que se posee un empaque de zanahorias en la zona de Santa Rosa de Calchines, en la costa santafesina. Actualmente trabajan en la propuesta, además de la UNL, las autoridades de Saladero Cabal, el Centro para el Desarrollo de la Costa y el Ministerio de la Producción de Santa Fe.
La región costera santafesina es hoy uno de los cuatro principales productores de zanahorias del país, junto con Mendoza, Mar del Plata y Santiago del Estero. De acuerdo con las previsiones del sector, las condiciones tecnológicas y del suelo permiten aspirar a expandir aún más el cultivo en la provincia.
Yori recalcó que el primer paso a dar a es la realización de un estudio de mercado. El tipo de procesamiento propuesto desde la UNL ofrece una alternativa de comercialización que permite sostener le precio de la verdura. “Hoy, cuando no hay precio. el productor deja las zanahorias que se pudran en el suelo. Con esto tendría una alternativa para tratar de mantener el precio de un producto fresco”, concluyó.
Fuente: UNL/DICYT

martes, 18 de diciembre de 2012

PRODUCTORES DE ALMERÍA Y GRANADA GANAN LAS TRES CATEGORÍAS DEL PREMIO AL TOMATE DEL AÑO 2012

Almería y Granada han copado los premios al Tomate del Año 2012, concurso impulsado por Semillas Fitó en su apuesta por recuperar el sabor del tomate. Entre los 15 tomates finalistas, procedentes de Almería, Granada, Levante y Catalunya, se eligieron en una cata ciega los ganadores: en cherry-cocktail ganó Eurocastell SAT, en pintones-especialidades la empresa Agromazorque 21 S.L. y en rojo-liso Unica Group SCA.
El pasado viernes 14 de diciembre, el Centro de Biotecnología de Semillas Fitó en Cabrera de Mar, Barcelona, acogió la cata final para elegir el ganador del premio al Tomate del Año 2012.
Un jurado profesional dirigido por Gemma Echeverría, especialista en análisis sensorial y estudios de consumidores de frutas y hortalizas del IRTA, y formado además por Lluis Bosch, profesor honorario de la UPC y vocal de la Fundación Miquel Agustí, Lorenzo Carrasco, presidente ejecutivo del Grupo LC, y Joan Ras, presidente del la Academia Catalana de Gastronomía, eligieron los ganadores de las tres categorías a concurso.
La cata se realizó sin conocer ni la variedad ni el productor de cada una de las 15 muestras de tomate finalistas, seleccionadas entre las 52 presentadas a concurso por algunos de los más destacados productores de tomate a nivel nacional. En este sentido, hay que destacar que quedaron finalistas empresas como Hortalises Pi, de Barcelona, con cuatro tomates en la final; productores líderes en Almería como Casi y Caparrós; o el productor Sebastian Picón, de Murcia.
En la categoría Cherry-cocktail (<35mm) ganó Eurocastell SAT, de Castell de Ferro (Granada), con la variedad Angelle, desarrollada por la empresa Syngenta. Para Emilio Maldonado, director de Calidad de Eurocastell, “este premio nos reafirma en nuestra línea de mejora la calidad de los tomates a través del sabor. Llevamos años trabajando en este tema, ya que los consumidores ya no solo buscan una forma, un color y un tamaño adecuados, sino que quieren un buen sabor y que se mantenga a lo largo del tiempo”. Es importante destacar que, como nos dice el señor Maldonado, “el sabor no solo depende de una buena variedad, sino también de una producción adecuada (abonado, prácticas culturales, etc.) y de una recolección en el momento justo de maduración”. Por último, nos comenta que Angelle, que comercializan bajo su marca estrella La Caña Gold, “está triunfando en los supermercados de Escandinavia y Reino Unido gracias a la mezcla perfecta entre una baja acidez  y un  alto nivel de grados brix”.
En la Categoría Pintones-Especialidades se hizo con el premio la empresa Agromazorque 21 con su tomate marca Iberiko de la variedad Moresco, de Eugen Seeds Srl. Según José Antonio Ramón Garrido, director gerente de Agromazorque 21, este premio “es una oportunidad para dar a conocer y vender mejor nuestro tomate Iberiko, de la gama Delicias 21, con el valor añadido de que hemos competido con productores muy fuertes de Almería y el resto de España”. Para el responsable de Agromazorque 21 “Iberiko es un tomate único, de una calidad excepcional, tipo marmande oscuro, de producción limitada, larga vida, dulce, con altos grados brix y que el consumidor que lo prueba, repite”. La apuesta de la empresa por Iberiko es clara: han pasado de 100 plantas a 45.000 en una sola campaña.
Por último, en la categoría de tomate Rojo-Liso ganó Unica Group con un tomate de su gama Sabor (en este caso, Ramo Sabor) con la marca Tomazur, que corresponde a esta variedad de la compañía Enza Zaden. Para José Martínez Portero, presidente de Única Group, “el concurso de El Tomate del Año es una iniciativa muy acertada ya que los consumidores exigen cada día más y hay que trabajar en esta línea de calidad y sabor, diferenciándonos a través de marcas exclusivas”. Para el presidente de Unica “con Tomazur hacemos una línea de tomates con volúmenes no muy grandes, para no saturar el mercado, distribuido sólo a supermercados y donde prima la calidad, desde el envase especial, pasando por la presentación de este tomate ramo de rojo intenso y calibre pequeño y con un sabor excelente, que gusta al consumidor”.
El premio al Tomate del Año se encuadra en la labor que está desarrollando Semillas Fitó para recuperar el sabor de los tomates que llegan a nuestros mercados, como demandan desde hace tiempo los consumidores.
Para Jordi Ballester, director de Servicios Corporativos y Desarrollo de Negocio de Semillas Fitó, “es un reto para las casas de semillas recuperar el sabor de los tomates, pero es una responsabilidad de toda la cadena ya que no solo hay que mejorar las variedades para que sean más productivas, resistentes y tengan mejor sabor, sino que hay que producirlas correctamente y hacer que lleguen al consumidor en las mejores condiciones”. Según Jordi Ballester “el Tomate del Año, que ya va por su segunda edición, es una de las iniciativas que Semillas Fitó está desarrollando en la línea de mejorar el sabor y la calidad organolépticas de nuestros tomates, que se une al Panel de Cata de Tomates que hemos desarrollado con el IRTA y que nos sirve ya para llevar los gustos de los consumidores a todas nuestras actuales líneas de mejora varietal”.
Finalmente, Xavier Fitó, director de la División Hortícola de Semillas Fitó, recordó que el premio al Tomate del Año permite llevar a los tomates ganadores este reconocimiento en sus envases, “con lo que potenciamos que la mejora varietal se traduzca en calidad para los productores y se genere valor en toda la cadena agroalimentaria, beneficiando además al consumidor final”.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

TECNOLOGÍAS ÓPTICAS Y BIOQUÍMICAS PARA MEJORAR LOS SISTEMAS DE CALIDAD EN EL SECTOR AGROALIMENTARIO

Los últimos avances tecnológicos y de los sistemas de información están motivando importantes cambios en la industria, especialmente en la agroalimentaria y afines (cosmética, química y farmacia). En la actualidad, los procesos de transformación y manipulación se hacen de manera automática y a gran velocidad, con numerosos y exigentes controles de calidad y seguridad. La sociedad, además, demanda productos más duraderos, seguros y de mayor calidad, pero también a menor coste, lo que provoca que las empresas solo puedan seguir compitiendo siendo más eficientes.

Dentro de esta necesidad de la industria de elaborar productos con menores costes y mayores niveles de calidad y seguridad, las tecnologías ópticas y bioquímicas son una gran oportunidad a la hora de automatizar las tareas de inspección y control a alta velocidad.

Las tecnologías ópticas destacan por su rapidez, su inocuidad al interactuar con los alimentos y su bajo coste en comparación con otras, que permiten tener controlada toda la producción de forma automatizada.

La potencialidad de estas en el campo de la alimentación es enorme, ya que permite automatizar el control de procesos en función de las propiedades físicas y químicas de los productos, clasificar los productos en función de sus propiedades nutricionales, o detectar materias extrañas de composición diferente a la de los ingredientes de la receta que se esté elaborando, etc.
En esta línea de trabajo, los centros tecnológicos AINIA y AIDO están desarrollando en cooperación, el proyecto OPTIFOOD-ORGANIC, financiado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y el IMPIVA, con el objetivo de investigar la aplicación de la visión espectral, los sensores ópticos y los biosensores para mejorar la inspección y el control de calidad en procesos industriales. Este proyecto combina la experiencia de AIDO en visión artificial, análisis de imagen y dispositivos ópticos con la amplia trayectoria en espectroscopia y sensores bioquímicos aplicada al control de alimentos de AINIA.

El objetivo del proyecto OPTIFOOD-ORGANIC es, por tanto, identificar aplicaciones  de esta tecnología a escala industrial, motivo por el cual se van a investigar y a desarrollar sistemas de inspección de visión espectral a escala macro para mejorar el control de procesos alimentarios, así como dispositivos ópticos capaces de detectar residuos o contaminantes a escala micro. Posteriormente, se realizarán ensayos con los sistemas desarrollados con muestras reales de los casos seleccionados.

Mediante las tecnologías investigadas y desarrolladas se plantea realizar ensayos piloto dirigidos a resolver casos de interés industrial que no hayan podido ser resueltos con otras tecnologías más maduras. AINIA y AIDO buscan con este proyecto, que se plantea con una duración de dos años, además, que los resultados y avances obtenidos como consecuencia de los trabajos de investigación realizados sean transferidos a empresas valencianas para que sea más innovadoras gracias a nuevas tecnologías y procesos que las hagan más eficientes y competitivas.