jueves, 28 de abril de 2016

DUELO ENTRE ABEJAS POR LAS FLORES DEL MELÓN

La abeja de la miel no es la principal polinizadora de las flores del melón en la península ibérica, como ocurre en otros países. Un estudio realizado en cultivos de Ciudad Real, con participación de la Universidad Complutense de Madrid, revela que el insecto con mayor peso es una pequeña abeja silvestre, aunque polinizaron las plantas hasta 31 especies diferentes.

Entre las 20.000 especies de abejas que existen, la más conocida es la de la miel (Apis mellifera). En numerosos países, este insecto es el principal polinizador de las flores del melón, pero en la península ibérica la situación cambia. Un estudio en el que participa la Universidad Complutense de Madrid (UCM) revela que, en un área de cultivo de melones de Ciudad Real, las flores de esta fruta fueron visitadas por 31 especies de abejas diferentes. 
“Cuatro de ellas, pertenecientes a la familia Halictidae, resultaron dominantes y fueron las más constantes”, explica Concepción Ornosa, profesora e investigadora del departamento de Zoología y Antropología Física de la UCM y una de las autoras del trabajo, publicado en Entomological Science.
La abeja de la miel también transportaba el polen de las flores, pero en mucha menor medida, junto a otras cuatro especies de la familia Halictidae, conformando un grupo más accesorio.
La recogida de las muestras se hizo en dos períodos de tiempo, durante los meses de primavera y verano de 2011 y 2012. “Había que adaptarse al período de floración del melón y a los ciclos de vida de los polinizadores”, destaca Ornosa. 
Los científicos recolectaron y estudiaron los insectos en el laboratorio. Para ello utilizaron dos métodos: muestreo con manga entomológica a largo de franjas del cultivo y muestreo indirecto con diferentes tipos de trampas. 
Declive de la población  

El área analizada de “El Chaparrillo” contaba con 232 plantas de melón, distribuidas en 29 hileras. Los resultados revelaron que más del 70% de las abejas polinizadoras pertenecían al género Lasioglossum, unos insectos de pequeño tamaño. Entre estas especies, la principal polinizadora fue L. malachurum, que tiene hábitos sociales y  vive en colonias. 
Los investigadores, entre los que se encuentran científicos de la Universidad de Valencia y del Instituto de Ciencias Ambientales de Toledo de la Universidad de Castilla-La Mancha, alertan del declive general de la población de abejas y de las consecuencias que tiene para la polinización de cultivos, un proceso clave para el desarrollo de semillas y frutos.
“Todas las abejas no parecen verse afectadas del mismo modo y podría pensarse que las especies menos vulnerables podrían suplir en la función polinizadora a las demás, lo que probablemente funcionaría solo en algunos casos”, advierte la científica. 
Según los investigadores, es un error pensar que si desaparecen unas especies podríamos apostar por otras, sin tener en cuenta las interrelaciones que se dan entre ellas y respecto al entorno. 
Referencia bibliográfica:
Sara Rodrigo Gómez, Concepción Ornosa, Jesús Selfa, Miguel Guara y Carlo Polidori. “Small sweat bess (Hymenoptera: Halictidae) as potential major pollinators of melón (Cucumis melo) in the Mediterranean”,Entomological Science 19 (1), febrero 2016. DOI: 10.1111/ens.12168.

Fuente: Universidad Complutense de Madrid

martes, 26 de abril de 2016

LA TIERRA ES CADA VEZ MÁS VERDE DESDE HACE 33 AÑOS

El planeta se ha enverdecido desde 1982 en unos 36 millones de km2, una superficie similar al doble de los Estados Unidos.

Este ‘enverdecimiento’ es sobre todo resultado del efecto fertilizante que ejerce el dióxido de carbono en las plantas.

El estudio se ha realizado a partir de imágenes de satélites que han captado el aumento de la superficie foliar terrestre.


 La Tierra tiene ahora más superficie verde que hace tres décadas. La cantidad de biomasa verde –las hojas– ha aumentado de manera significativa en el 40% de las regiones del planeta desde 1982 a 2015, mientras que sólo en un 4% se ha apreciado una pérdida significativa de vegetación, según un estudio internacional con participación de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que ha sido publicado en la revista Nature Climate Change.

"Con este estudio, hemos podido atribuir el enverdecimiento del planeta al aumento de los niveles de CO2 atmosféricos provocado por el consumo de combustibles fósiles", asegura Josep Peñuelas, investigador del CSIC en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales. Al haber más CO2, las plantas han podido generar más hojas capturándolo de la atmósfera, durante la fotosíntesis. Gracias a ello, el incremento de la concentración de este gas de efecto invernadero se ha visto frenado.

Este gran aumento de verdor "puede tener la capacidad de cambiar los ciclos del agua y del carbono a nivel global", añade Peñuelas. Otros estudios ya habían detectado antes que las plantas eran capaces de almacenar cada vez más carbono desde 1980, lo que concuerda totalmente con la idea de enverdecimiento (‘greening’, en inglés) planetario que defiende este estudio.

Las emisiones de CO2 siguen siendo un problema
Sin embargo, esto no significa que el aumento de CO2 atmosférico sea positivo para el clima. A pesar de esta mayor cantidad de hojas, "el cambio climático, el aumento de la temperatura global, el incremento del nivel del mar, el deshielo o las tormentas tropicales cada vez más potentes son un hecho", asevera Peñuelas. Además, añade que "el efecto fertilizante del dióxido de carbono cada vez es menor a medida que las plantas van aclimatándose a este aumento o echan de menos otros recursos necesarios para su crecimiento como el agua o los nutrientes, sobre todo el fósforo".
Esta fertilización que ejerce el CO2 es el principal motivo (en un 70%) por el que la Tierra se está enverdeciendo. El estudio, además, identifica otras razones que habrá que seguir para ver cómo evoluciona la vegetación planetaria: el cambio climático (en un 8%), el nitrógeno atmosférico (9%) y los cambios de usos del suelo (4%).


Zhu, Z., Peñuelas, J., et al. Greening of the Earth and its divers. Nature Climate Change. DOI: 10.1038/NCLIMATE3004

viernes, 15 de abril de 2016

FRAMBUESAS QUE SE TRANSFORMAN EN MOLÉCULAS BENEFICIOSAS PARA LA SALUD

Investigadores del área de ‘Tecnología, Postcosecha e Industria Agroalimentaria’ del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA), Centro Alameda del Obispo, en Córdoba, han analizado el proceso de absorción y metabolización de dos grupos de micronutrientes de las frambuesas, las antocianinas y los elagitaninos, considerados los responsables de su beneficio para la salud. Según los expertos, el paso por el aparato digestivo transforma esos compuestos iniciales en sustancias más pequeñas o metabolitos que producen efectos antiinflamatorios, antidiabéticos y anticancerígenos. Para los científicos, la identificación de estas moléculas es fundamental para conocer la implicación del consumo de frambuesa en la salud y potenciar el consumo de alimentos sanos.
Las antocianinas y los elagitaninos son dos grupos de polifenoles o compuestos antioxidantes que se encuentran de forma natural en algunas plantas y frutas como frambuesas y arándanos. Los primeros, son responsables de los tonos rojos y azulados de estas frutas. Por su parte, los elagitaninos, presentes también en almendras o nueces, se caracterizan por ser micronutrientes con una estructura química compleja.
Según los investigadores, ambos nutrientes poseen una serie de propiedades antiinflamatorias, antidiabéticas, antimicrobianas y anticancerígenas, demostradas en diversos estudios en humanos y modelos animales y en cultivos celulares.
Sin embargo, los científicos cordobeses han comprobado que estos efectos beneficiosos no son producidos por los compuestos en sí sino por sus metabolitos. “La función saludable de antocianinas y elagitaninos no puede ser entendida totalmente si no se conoce cómo y en qué son transformados por el organismo. Y hasta ahora no se había realizado un estudio completo y actualizado sobre la absorción, metabolismo y excreción de los antioxidantes de la frambuesa”, explica a la Fundación Descubre una de las investigadoras participantes en este  proyecto, Gema Pereira-Caro, de IFAPA Córdoba, en el que también han colaborado expertos de las universidades de Glasgow (Reino Unido) y Parma (Italia).
La experta señala que estos compuestos son micronutrientes que, al ingerirse, son metabolizados por el organismo y se convierten en moléculas de estructura química más sencilla o metabolitos. “Son estas sustancias, derivadas de la transformación de los micronutrientes iniciales, las que pasan al torrente sanguíneo y circulan por el cuerpo humano, llegando a los principales órganos donde inciden de forma positiva en la salud”, argumenta Pereira-Caro.
La función destacada del colon
La investigadora indica, además, la importancia del colon en la metabolización de esos micronutrientes. “Ambos compuestos son transformados por acción de la microflora intestinal ya sea por rotura, transformación o eliminación de enlaces químicos. La identificación de los metabolitos y su cuantificación en plasma y en orina, dese su ingesta hasta su expulsión, nos indica dónde se ha producido la transformación de los antioxidantes”, asegura.
Así, los expertos han comprobado que la mayor concentración de estas moléculas en plasma se produce entre la hora y la hora y media desde la ingesta de la frambuesa. Mientras, en orina, se ha encontrado más cantidad de otros metabolitos entre las seis y 24 horas posteriores a su paso por boca. “Esto indica que gran parte de los metabolitos procede de la degradación de los antioxidantes por las bacterias existentes en el colon”, prosigue la autora de este estudio.
Además, tanto los metabolitos como su concentración varían según las personas, un resultado que corrobora el papel del colon en el proceso de transformación. “Cada individuo posee una microbiota diferente que absorbe y metaboliza los micronutrientes de manera distinta”, argumenta.

Experimento con voluntarios
Para alcanzar estas conclusiones, reunidas en el artículo ‘New insights into the bioavailability of red raspberry anthocyanins and ellagitannins’, publicado en la revista Free Radical Biology and Medicine, los investigadores realizaron un experimento con diez voluntarios sanos, 5 hombres y 5 mujeres, de edades comprendidas entre los 18 y los 60 años, que ingirieron 300 gramos de puré de frambuesas.
Los expertos evaluaron la biodisponibilidad de los antioxidanes mayoritarios de las frambuesas, es decir, el proceso de absorción, transformación y excreción de las antocianinas y los elagitaninos en plasma y en orina. Para ello tomaron y analizaron muestras de ambos fluidos durante las 36 horas siguientes a la ingesta mediante técnicas analíticas avanzadas.
Los resultados mostraron la ausencia de coincidencia entre los compuestos iniciales presentes en las frambuesas y los metabolitos encontrados en plasma y orina. “Esto es consecuencia del proceso de transformación de las antocianinas y los elagitaninos al pasar por el tracto digestivo: se descomponen en una amplia variedad de moléculas distintas a las originales”, continúa explicando la investigadora.

Los metabolitos, moléculas clave
Para la investigadora, la identificación de los metabolitos de la frambuesa supone disponer de una herramienta de ensayo decisiva para el conocimiento de sus efectos saludables. “No tiene sentido, por ejemplo, que para comprobar las propiedades anticancerígenas de estos frutos se hagan ensayos con extractos ricos en antioxidantes de frambuesa. La realidad no es ésa, porque es el metabolito el que va a llegar al órgano diana y ejercer un efecto beneficioso”, asegura.
Avanzar en los procesos de metabolización de los compuestos fenólicos de los alimentos es el objetivo de los investigadores en su próximo proyecto donde ya trabajan con frutos como la naranja. “La finalidad de estos estudios es siempre la misma: conocer la transformación de los compuestos fenólicos tras su ingesta e identificar los metabolitos clave para probar sus efectos beneficiosos para potenciar el consumo de alimentos saludables para la población”, concluye la experta.
Referencia: 
Iziar A. Ludwig, Pedro Mena, Luca Calani, Gina Borges, Gema Pereira-Caro, Letizia Bresciani, Daniele Del Rio, Michael E.J. Lean, Alan Crozier. ‘New insights into the bioavailability of red raspberry anthocyanins and ellagitannins. Free Radical Biology and Medicine 89 (2015) 758–769. http://dx.doi.org/10.1016/j.freeradbiomed.2015.10.400


Fuente: M. José Llobregat / Fundación Descubre