Visto
de cerca, un ecosistema puede parecer una auténtico campo de batalla. Presas,
depredadores, plantas y animales, competidores y aliados todos luchando para
comer y no ser comidos. Dos especies interactuarán dependiendo de sus
características o rasgos biológicos. Por ejemplo, el tamaño corporal: un pez
mediano se come un pez pequeño, pero no un pez grande. O el color, una mariposa
visita una flor azul pero no una flor amarilla.
Un
grupo de expertos en computación de la Universidad de
Chicago, conjuntamente con ecólogos del CREAF y otros expertos de otros
centros de investigación, han descubierto recientemente que las interacciones
entre las especies no son tan difíciles de predecir como parece porque, al
final, siguen unas normas comunes.
Hasta
ahora, no se tenía una idea clara de cuántos rasgos eran necesarios para
predecir todas las interacciones que se dan en una red
En
su estudio, publicado recientemente en la revista Ecology Letters, se
concluye que para saber si dos especies interactuarán basta con conocer unas
pocas características de sus individuos. Pueden ser necesarias dos, tres o
cuatro características, pero nunca más de diez. "Este descubrimiento es
muy interesante porque hasta ahora, no se tenía una idea clara de cuántos
rasgos eran necesarios para predecir todas las interacciones que se dan en una
red", apunta Anselm Rodrigo, investigador del CREAF y profesor de la Universidad Autónoma
de Barcelona.
El
estudio ha analizado más de 200 redes ecológicas de todo el mundo, desde los
arrecifes de coral del Caribe, hasta las praderas de Nueva Zelanda, con el
objetivo de encontrar el mínimo número de características que expliquen con
fidelidad las relaciones entre las especies de un ecosistema. En muchos casos,
teniendo en cuenta solo uno o dos rasgos característicos ya se podía predecir
una parte importante de la realidad.
Fruto
y pico
Por
ejemplo, teniendo en cuenta el tamaño del fruto y la apertura del pico de los
pájaros se podría explicar muy bien la relación alimentaria entre estos dos
grupos de organismos. En el caso de los polinizadores y las flores, el tiempo
de floración explica gran parte de las interacciones que se establecen entre la
flor y el insecto.
El
estudio también pone de manifiesto que los rasgos biológicos relevantes son
diferentes para cada tipo de red (planta-polinizador, depredador-presa,
huésped-parásito). Por último, las características del productor (planta,
presa, huésped) suelen ser más determinantes que las del consumidor.
Hasta
ahora se pensaba que el total de características que se tenían que tener en
cuenta era mucho mayor, por lo que los científicos tomaban unas cantidades
ingentes de datos diferentes a la hora de estudiar las relaciones dentro de los
ecosistemas.
"Este
hallazgo ahorrará tiempo y esfuerzos a los ecólogos a la hora de describir la
estructura de los ecosistemas. Asimismo, ayudará a los científicos a construir
modelos matemáticos muy fiables con pocas variables bien escogidas. Se podrán
predecir más fácilmente las respuestas de los ecosistemas frente a las
perturbaciones, por ejemplo para determinar qué interacciones establecerá una
especie invasora ", comenta Jordi Bosch, investigador del CREAF.
Referencia
bibliográfica
Eklöf,
A., Jacob, U., Kopp, J., Bosch, J., Castro-Urgal, R., Chacoff, N. P., Rodrigo,
A.,. . . Allesina, S. (2013). The dimensionality of ecological networks.
Ecology Letters, 16 (5), 577-583.
Fuente: CREAF
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