Un estudio realizado por
investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales y del Centre de
Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals descubre que la cantidad de CO2 emitida por el suelo a través de su
respiración se mantiene constante pese al decaimiento de un bosque afectado por
sequía. El pino silvestre es la especie arbórea con un rango latitudinal
de distribución mayor que abarca desde Siberia a la península ibérica. Su
mortalidad en el área estudiada no repercute en las emisiones de CO2 del
suelo forestal.
Científicos del
Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y del Centre de Recerca
Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) han realizado un estudio sobre
la respiración del suelo al sustituir pinos por encinas. Según los datos
obtenidos, el suelo del bosque con pinos silvestres, Pinus sylvestris, repara en poco tiempo
los daños, es decir, presenta una alta resiliencia en sus niveles de emisión de
CO2. Sin embargo,
cuando los pinos son sustituidos por encinas,Quercus ilex, los suelos emiten casi un
36% menos de CO2 al
respirar.
La resiliencia
es la capacidad para volver al estado normal después de sufrir una
perturbación, como un incendio o una sequía. El estudio, realizado en Tarragona
y liderado por el CREAF, revela que el proceso de decaimiento de estos árboles
ante la mortalidad provocada por el aumento de las sequías en la zona no
repercute en los niveles de emisiones de CO2 por parte del suelo del bosque.
“Parece que el suelo tiene la capacidad de autorrepararse rápidamente ante esos
eventos”, explica el investigador del MNCN Jorge Curiel Yuste.
Contrariamente
a lo que se esperaba, la cantidad de dióxido de carbono liberada por el suelo
se recupera o se mantiene igual cuando se comparan pinos sanos, pinos en mal
estado y pinos muertos. “Al ser un proceso lento, la dinámica gradual de cambio
permite que los árboles de alrededor, en este caso las encinas, tengan un
crecimiento mucho mayor. Así, los árboles cercanos al pino muerto desarrollan
más sus raíces debido a que hay menor competencia por los recursos. Gracias a
esto, los árboles supervivientes consiguen mitigar los efectos de la sequía
sobre la respiración del suelo”, comenta Josep Barba, investigador del CREAF.
Estos
resultados coinciden con los estudios que también han hallado una gran resiliencia
de los bosques ante la mortalidad provocada por plagas forestales. Según Josep
Barba, investigador del CREAF, el hecho de que ante la sequía el bosque se
muestre tan resiliente, “nos permite ser optimistas en cuanto al nivel de
emisiones de CO2, con lo que parece que, por esta parte, el cambio
climático no se agravaría”.
La especie
sustituta es más determinante que la mortalidad del pino
“Lo que hemos
comprobado es que, a medio plazo, la sustitución del pino por la encina reduce
las emisiones hasta en un 36% pero todavía no sabemos cuál es la evolución de
las dinámicas del suelo si la especie sustituta es otra”, aclara Curiel Yuste.
“Se trata de un
efecto específico del bosque de Prades donde se ha realizado el estudio, por
eso necesitamos estudiar las dinámicas biogeoquímicas del suelo de los
ecosistemas mediterráneos que, comparados con los boreales o centro-europeos,
se conocen muy poco”, continua.
En un contexto
más amplio, en el que se prevé que cada vez haya más episodios de mortalidad
por sequía y calentamiento, saber cómo se comporta el suelo ante la sustitución
de unas especies por otras más resistentes será crucial para entender la
absorción y emisión de CO2 por
parte de los bosques.
El suelo de los
bosques alberga dos terceras partes de carbono de los ecosistemas forestales
por eso es tan importante estudiarlos. “Más de la mitad de la historia de un
árbol está bajo tierra, sin embargo hay un desequilibrio entre el conocimiento
que se tiene de la parte aérea de un bosque y el que se tiene de su suelo”,
termina Barba.
Referencia bibliográfica:
Barba, J., Curiel Yuste, J., Poyatos, R., Janssens I.A. y Lloret, F.
(2016) Strong resilience of soil respiration components to drought-induced
die-off resulting in forest secondary succession. Oecologia. DOI:
10.1007/s00442-016-3567-8
Fuente: MNCN-CSIC / CREAF
No hay comentarios:
Publicar un comentario