El químico Javier Erro ha desarrollado nuevos fertilizantes más efectivos y menos contaminantes, ya que están adaptados a las necesidades de las plantas. El trabajo lo ha llevado a cabo en el departamento de I+D de Timac AGRO y en el departamento de Química y Edafología de la Universidad de Navarra.
La investigación, que ha formado parte de su tesis doctoral, pretende encontrar una nueva filosofía de la nutrición mineral de las plantas: “Para ello tuvimos en cuenta su potencial metabólico y las reacciones químicas que ocurren en el suelo. De este modo queríamos salir al paso de las problemáticas de fertilización en el campo, potenciando la interacción entre los nutrientes que se aportan y la capacidad de las plantas para optimizarlos”.
Así, Javier Erro y su director de tesis, José María García-Mina, sintetizaron los nuevos fertilizantes (rhizosphere controlled fertilizer, RCF) en laboratorio para posteriormente caracterizarlos estructural y fisicoquímicamente con distintas técnicas analíticas. “Después estudiamos su eficacia agronómica. Los diferentes estudios in vitro, en hidroponía con varias plantas en cámara de crecimiento, en maceta, en invernadero y en campo a escala real, han confirmado unos resultados sorprendentes respecto a la fertilización convencional”, asegura el químico.
El fertilizante se crea en función de una reacción química que permite minimizar las pérdidas y bloqueos de los nutrientes añadidos en el suelo: “El fertilizante se adapta a las necesidades de la planta, de modo que es ella la que moviliza dicho fertilizante cuando necesita alimentarse”.
Ahorro para el campo
El nuevo sistema ideado por el doctor en Química en la Universidad de Navarra logra que los fertilizantes respondan fundamentalmente a las demandas del propio cultivo, con mayor independencia del ambiente en el que se encuentre y del suelo donde se aplique. “De este modo aumenta la eficacia de los nutrientes añadidos, que en la actualidad sólo se aprovechan por las plantas en torno a un 30%”, subraya el investigador.
Además, esta optimización supone reducir la contaminación que producen los fertilizantes en suelos y aguas. “Y un ahorro económico y de tiempo para los agricultores, que tienen que hacer menos entradas en el campo”, añade Javier Erro.
Por último, las nuevas fórmulas han dado resultados positivos incluso en los cultivos menos eficaces en la movilización de nutrientes, en cualquier tipo de suelo y condición ambiental.
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