jueves, 10 de mayo de 2012

UN EQUIPO DE LA ETSIAMN INVESTIGA LA INFLUENCIA DE SUELO, CLIMA Y LUZ EN LA COMPOSICIÓN QUÍMICA DE ACEITES ESENCIALES DE PLANTAS MEDITERRÁNEAS

Un equipo de investigadores del Grupo de Recursos Naturales y Biodiversidad del Instituto Agroforestal Mediterráneo (IAM), perteneciente a la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural (ETSIAMN) de la Universitat Politecnica de Valencia está estudiando la influencia de factores de carácter ecológico como suelo, clima y exposición de la luz solar en la composición química de aceites esenciales de plantas mediterráneas.
Sus estudios se han centrado en las variaciones de la composición química de aceites esenciales de distintos tipos de mentas, tomillos y artemisias, principalmente, dependiendo de la zona geográfica, del momento del día en que se recolectan, del tipo de suelo en que crecen o del momento del ciclo vegetativo en que se encuentren.
Este es un elemento fundamental para la industria cosmética y parafarmacia y la salud humana de cara al consumidor final ya que los aceites esenciales pueden contener o no sustancias tóxicas o dañinas dependiendo de estos factores.
Algunos ejemplos son particularmente ilustrativos en este sentido. Así, del romero es posible extraer varios aceites esenciales diferentes según su origen. Si la planta procede de Marruecos o Túnez se caracteriza por la presencia de eucaliptol, cuyo poder expectorante es muy alto. En el de la Península Ibérica y sur de Francia, predomina el alcanfor que se caracteriza por ser relajante muscular y neurotóxico. En Córcega, sin embargo existe un quimiotipo de romero caracterizado por la presencia de verbenona, un estimulante hepático.
En el caso del aceite de salvia, según la norma ISO 9909, esta sustancia solo puede contener un 8,5% de beta tuyona, una sustancia neurotóxica presente en un licor llamado absenta que se utilizaba a finales del siglo XIX y principios del XX.
Uno de los estudios realizados por este grupo de investigadores ha estado dedicado a monitorizar la composición de este aceite esencial procedente de una explotación del interior de la Comunidad Valenciana. Sus resultados han garantizado que el contenido de beta-tuyona no rebasa los límites permitidos en ningún momento del ciclo vegetativo.
Resulta significativo que la planta caracterizada por la presencia del citado componente neurotóxico, el ajenjo o Artemisa absinthium L, posea un quimiotipo o “raza química”, muy característico de la zona oriental de la Península Ibérica, donde dicho principio –beta-tuyona- no se haya presente, pudiéndose así utilizar sin las consecuencias nocivas que llevaron, hace ya décadas, a la prohibición de la absenta.

Estudio con mentas
Otra de las líneas de investigación del Grupo de Recursos Naturales y Biodiversidad del Instituto Agroforestal Mediterráneo (IAM) con varias especies de menta ha determinado la importancia de los ritmos de la luz, del día y de la noche. De hecho, una de las variedades de esta planta –la menta piperita- cuando crece en condiciones en las que existe una elevada intensidad de luz, temperaturas bajas y días largos y templados produce un aceite esencial rico en mentona, lo que le confiere una elevada calidad.
Sin embargo, una baja intensidad de luz, temperaturas nocturnas altas, días cortos y una elevada variabilidad en la temperatura diurna da lugar a una elevada proporción de mentofurano, sustancia que hace disminuir su calidad.
  
Para el profesor de la ETSIAMN y miembro del Instituto Agroforestal Mediterráneo, Juan Antonio Llorens, “el estudio de la influencia de factores ecológicos en el metabolismo secundario de las plantas es una línea de investigación de notable interés, tanto desde el punto de vista quimiotaxonómico como de sus posibles nuevas aplicaciones, aspecto de indudable impacto económico para las empresas e industrias que trabajan en este terreno”.

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