viernes, 22 de junio de 2012

EXPERIMENTAN UNA TÉCNICA DE CONGELAMIENTO PARA RESCATAR ESPECIES VEGETALES INFESTADAS CON VIRUS

Expertos del Centro de Recursos Naturales Renovables de la Zona Semiárida (CERZOS), dependiente del Conicet y de la Universidad desarrollan una técnica de biotecnología para la conservación de especies de plantas, que a la vez puede “curar” ejemplares vegetales que padezcan algún tipo de virus. Los virus causan severos daños a la producción, ya que afectan su calidad y cantidad. Según indicó a Argentina Investiga el doctor en Agronomía Pablo Marinángeli, a partir del empleo de la técnica de crioconservación se podrían recuperar plantas sanas luego del congelamiento.

“Hay ejemplares, como es el caso del Lilium -conocido vulgarmente como lirio o azucena-, que son muy afectados por los virus y que no se pueden curar con agroquímicos”, explicó. La crioconservación es un proceso de congelamiento de la planta, a 196º C bajo cero, y se realiza sumergiendo en nitrógeno líquido porciones del ejemplar, antes cultivadas in vitro y preparadas para soportar el congelamiento y el descongelamiento. “Es una técnica que permite conservar plantas en forma indefinida, con un costo mínimo, para luego revivirlas y utilizarlas o preservar la diversidad genética de una especie”, recalcó Marinángeli.

A esas temperaturas, cualquier actividad biológica, incluso las reacciones bioquímicas que producirían la muerte de una célula, quedan efectivamente detenidas. “La técnica de la crioconservación además de usarse como herramienta para permitir conservar por tiempo indefinido ejemplares de especies vegetales en peligro o de interés para el hombre, se puede usar para erradicar virus de plantas que afectan su crecimiento y hasta pueden llegar a causar su muerte”, indicó el experto, docente del departamento de Agronomía.

En el caso del Lilium, el laboratorio de Biotecnología vegetal apunta a la producción comercial de bulbos para el mercado nacional de flor, actualmente abastecido sólo por bulbos importados. Tal como indicó, estos procesos pueden salvar especies por tiempo indefinido, porque su información genética se preserva. Además de esta especie, trabajan con cebolla y ajo.

El especialista agregó que diversas biotécnicas se aplican en especies que no se propagan por semillas. Por ejemplo, frutillas, banana, ajo, banana, manzana, pera, papa o batata, forestales y florales, para sanear y perpetuar las especies.

Biotecnología para evitar la extinción

La biotecnología es muy amplia y está presente en la vida cotidiana, en múltiples productos y procesos que le permiten sobrevivir al hombre y al resto de los organismos vivos. Es especialmente usada en agricultura, farmacia, ciencia de los alimentos, medioambiente y medicina. Se desarrolla en un enfoque multidisciplinario que involucra varias ciencias.

Según Marinángeli, su aporte es muy importante para la conservación de los recursos genéticos. “Es imprescindible porque el mundo asiste al sexto evento de extinción masiva de los organismos vivos, incluidos los parientes silvestres de las plantas cultivadas y las variedades criollas. Y el ser humano dependerá, en el futuro, de estos recursos para su supervivencia”.

“La extinción masiva se da cuando la tasa de desaparición de especies es mayor a la aparición de nuevas, debido a una conjunción de efectos naturales y, en la actualidad, de la acción del hombre, especialmente por la gran cantidad de tierras usadas para el cultivo de pocas especies y la ganadería, en desmedro de los ejemplares silvestres y cultivos locales”, acotó.

“Si bien es preferible la conservación en el lugar de donde la especie crece naturalmente, en muchos casos esto no es posible o es necesario asegurar su conservación duplicada en bancos de semillas, colecciones cultivadas en el campo o in vitro, incluida la crioconservación”, destacó.

A resguardo

En todo el mundo hay bancos de patrimonio genético vegetal que conservan semillas o cultivos in vitro. Ello abarca cereales, oleaginosas, especies frutales, hortícolas, aromáticas y forrajeras. Por ejemplo, trigo, maíz, cebada, avena, soja, batata o poroto caña de azúcar. También especies frutales (cítricos, manzanos, perales, vid, ciruelos, almendro, nogales, duraznos), olivo, quínoa, maní, girasol, sorgo y algodón, entre muchas otras.
Fuente: INFOUNIVERSIDADES/DICYT 

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