miércoles, 29 de junio de 2011

EL CAMBIO CLIMÁTICO PODRÍA ALTERAR LAS CONDICIONES PARA EL CRECIMIENTO DE LOS ROBLES EN EUSKADI

 
Neiker-Tecnalia ha realizado un estudio sobre la evolución de la distribución futura de los hábitats de los bosques vascos que determina que el cambio climático podría alterar las condiciones necesarias para el crecimiento de un árbol tan representativo de la tierra vasca como es el roble. El estudio se ha realizado basándose en el supuesto de que en el futuro se cumplirán las condiciones de cambio climático más pesimitas y severas y señala que, para el año 2080, los robledales del País Vasco sufrirían una reducción importante o casi total de su hábitat, debido a que en nuestro territorio las zonas boscosas no reunirían las variables de temperatura y humedad necesarias para su desarrollo. Los técnicos de Neiker-Tecnalia consideran que este estudio pone de manifiesto la tendencia hacia la ‘mediterraneización’ de los bosques de Euskadi.

El centro tecnológico está analizando el posible impacto del cambio climático en la distribución del hábitat de especies forestales, dentro de los proyectos K-Egokitzen y Adaptaclima, financiados por el Gobierno Vasco y la Unión Europea, respectivamente. Una de las finalidades de ambos proyectos consiste en elaborar metodologías que ayuden a entender cómo serán los hábitats forestales a corto y largo plazo. En las conclusiones alcanzadas por los investigadores de Neiker-Tecnalia, se aprecia que el roble encontrará condiciones favorables para su desarrollo en latitudes cada vez mayores a medida que avance el tiempo.

A partir de los resultados obtenidos, y suponiendo que la capacidad de dispersión del roble lo permita, cabe pensar que pueda darse una tendencia a la migración de los robledales hacia el norte de Europa. Sin embargo, mantendría su hábitat natural en territorio vasco hasta el año 2080, momento en el que se observa una reducción muy significativa e incluso la casi total desaparición del hábitat de la especie. Este fenómeno podría traducirse en que el roble, aun mostrando una gran capacidad adaptativa ante los cambios climáticos previstos, en 2080 encontraría el umbral de condiciones en las que no podría mantener su población.

Del estudio se desprende que el roble perdería presencia en favor de otras especies mediterráneas, como el alcornoque. Otros árboles, como el caso del Rebollo, presentes en la geografía vasca, mantendrían sus poblaciones debido a  que se adaptan a las condiciones climáticas propias de la región mediterránea.

Las predicciones realizadas para el alcornoque proporcionan uno de los ejemplos más claros de la ‘mediterraneización’ de la parte atlántica de la península Ibérica. A pesar de ser una especie típicamente mediterránea, en Euskadi podrían darse las condiciones adecuadas para su desarrollo a lo largo de la década de los ochenta del presente siglo.

Para llevar a cabo el estudio de la evolución del hábitat, los científicos han tenido en cuenta un total de 19 variables bioclimáticas, entre las que se encuentran la temperatura media anual, máxima temperatura del mes más calido, mínima temperatura del mes más frío, precipitación anual o la precipitación en el mes más húmedo y en el más seco.  Las conclusiones, por tanto, de esta investigación deberán ser complementadas en un futuro con nuevas variables que, al igual que las bioclimáticas, afectan a la distribución de las especies arbóreas.


Los resultados, en internet
Los resultados obtenidos en el marco de los proyectos K-Egokitzen y Adaptaclima podrán ser consultados a través de la página web de Neiker-Tecnalia (http://www.neiker.net/k-egokitzen/inicio.html), y en la página web de Adaptaclima (http://www.adaptaclima.eu). Además de información a cerca de los cambios previstos en la distribución potencial de las especies forestales en el País Vasco a causa del cambio climático, se puede encontrar información sobre los potenciales impactos del cambio climático en los recursos hídricos, las infraestructuras, los entornos urbanos, el medio costero, los ecosistemas marinos, los ecosistemas terrestres y los sistemas agrarios.

jueves, 23 de junio de 2011

REFORESTAR BOSQUES A CAMBIO DE EMISIONES

 
Hasta el momento, dos empresas del sector vitivinícola han logrado el sello que reconoce la participación en el proyecto Huellacero para intercambiar emisiones por reforestaciones. Dos eventos también se han sumado a esta propuesta, puesta en marcha por lLa Fundación Cesefor (Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León) y la cooperativa Agresta.

La iniciativa pretende utilizar los recursos forestales como peones para combatir las emisiones de dióxido de carbono de empresas y eventos. El planteamiento, pionero, emplea un protocolo que calcula de forma homogénea la huella de carbono y está reconocido por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés).

"La iniciativa comprende tres partes: el cálculo, la reducción y la compensación de la huella de carbono", resume a DiCYT el responsable del proyecto, Íñigo Lizarralde. El proyecto lleva en marcha desde 2010.

Bajo el criterio de cálculo, los responsables de Huellacero estiman las emisiones de gases de efecto invernadero de los participantes. Para ello utilizan el protocolo GHG, "una especie de norma que dice qué medir y cómo", explica Lizarralde. El protocolo ha sido elaborado por el World Business Council For Sustainable Development y el World Resource Institute y divide las fuentes de emisión en tres alcances.

Las fuentes de emisión se dividen en tres alcances según la metodología de GHG Procotol. El alcance 1 se refiere a emisiones directas, como por ejemplo, los viajes en vehículos propios de la organización o la generación propia de energía. El alcance 2 contabiliza las emisiones indirectas debidas al consumo de energía generada fuera de la organización y, por último, el alcance 3 analiza el resto de emisiones indirectas, como los viajes en vehículos no pertenecientes a la organización en aviones, coches particulares, trenes y otros recursos utilizados, como el papel.

Una vez calculada la huella de carbono, los integrantes del proyecto realizan una propuesta de reducción. La recomendación tiene en cuenta la actividad de la empresa participante. "Si realiza importantes desplazamientos, se pone énfasis en la reducción de emisiones en los viajes; si la labor es más de oficina, el énfasis se desplaza al consumo de electricidad, ofreciendo alternativas para reducir la factura", indica el coordinador. Finalmente, a la empresa se le propone apadrinar una iniciativa de reforestación o gestión forestal, como método para compensar las emisiones de CO2 que produce.

Empresas y bosques

"Los bosques absorben gran cantidad de CO2, por lo que a través de la compensación se pretende que las empresas y eventos participantes financien actividades directas, como las plantaciones de bosques, o de otro tipo, como de gestión forestal en, por ejemplo, ayudas a la regeneración mediante siembra", expone Lizarralde.
Hasta el momento, tres empresas y dos eventos se han mostrado interesados en este sistema de compensación: dos empresas, una bodega de la Denominación de Origen Navarra (Viñedos y Bodegas Ochoa) y una tonelera navarra (Intona) han obtenido la certificación de Huellacero. Próximamente alcanzará esta categoría otra empresa vitivinícola, Tomás Postigo, de la Denominación de Origen Ribera del Duero.

Cesefor y Agresta cuentan con un catálogo de cinco bosques en los que implementar las acciones de compensación, pero "damos prioridad a que la empresa decida dónde quiere la actuación, ya que no queremos que con el dinero que ofrecen, limpien la conciencia y se olviden de la iniciativa". De las cinco propuestas del banco de proyectos, una ya está en marcha. Se trata de una iniciativa de siembra de roble albar en el Pirineo navarro.
A la espera quedan tres iniciativas en la provincia de Soria, dos de repoblación (de pino laricio y pino carrasco en Valdeprado y Cerbón y de pino piñonero, pino carrasco y nogal en Tejado) y otra de gestión forestal (de poda de pino silvestre en El Royo). Existe otro cuarto proyecto aún huérfano de padrino en Salamanca, sobre gestión forestal sobre roble español.
Fuente: DICYT

viernes, 17 de junio de 2011

LA ESTACIÓN EXPERIMENTAL DE ZONAS ÁRIDAS APLICA CON ÉXITO NUEVOS USOS AGRÍCOLAS CONTRA LA DESERTIFICACIÓN

 
Con el objetivo de frenar la degradación del suelo, la Estación Experimental de Zonas Áridas-CSIC (EEZA) ha puesto en práctica una serie de técnicas agrícolas que han mejorado el rendimiento de los cultivos de zonas afectadas por la erosión y la escasez de agua. Es el caso del abono verde y del riego de apoyo con boquera, aplicados a la producción de almendras, que han conseguido aumentar la cosecha tras dos años de pruebas. Otras medidas implantadas, como el acolchado con paja o la labranza reducida, están a la espera de ofrecer resultados.

En declaraciones a OTRI, el responsable de este proyecto, el científico titular de EEZA, Albert Solé-Benet, incide en que estas conclusiones son “aún provisionales, ya que la investigación está en fase de monitorización del rendimiento del cultivo. Aún así, los estudios han demostrado que el riego de apoyo del agua de la boquera ha aumentado el contenido de agua en el suelo y, por lo tanto, el rendimiento en la producción de almendras. Por otra parte, el abono verde mejora el rendimiento del árbol respecto al cultivo tradicional. Sin embargo, el acolchado con paja no ha producido hasta ahora resultados positivos, así que estamos estudiando las posibles causas”.

Entre las medidas implantadas destacan el abono verde, una mezcla de cereal y leguminosa (veza; vicia sativa) que se incorpora al terreno como fertilizante natural para dotarlo de nutrientes y materia orgánica ayudando a fijar nitrógeno, mejorando la entrada y retención de agua; el riego de apoyo con boquera, que es una acequia que desvía hacia campos de cultivo el agua que fluye por barrancos y ramblas después de precipitaciones intensas; el acolchado, un tipo de colchón de paja que se coloca en el suelo alrededor de cada árbol para evitar la evaporación del agua; y la labranza reducida, en almendro y en cereal. De este modo, en almendro, se limita en dos el número de arados al año, en lugar de los 3 ó 5 habituales. Con ello se consigue remover menos el terreno, aumentar el material orgánico en el suelo disminuyendo la exposición y evaporación del agua retenida en los poros y consiguiendo, así, almacenar más cantidad.

La investigación tiene como escenario la pedanía de Zarzadilla de Totana, en el término municipal de Lorca (Murcia), donde se eligieron dos áreas de secano, una de cereales y otra de almendros, divididas en tres campos: A (no aterrazado, con almendros); B (aterrazado, con almendros); y C (no aterrazado, con cereal). Además de medir los indicadores de desertificación y sequía, como la erosión del suelo y la escasez de agua, los expertos valoraron igualmente la influencia de la temperatura y humedad del aire, la dirección del viento y velocidad y el volumen e intensidad de precipitaciones.

El estudio forma parte del proyecto internacional Desire contra la desertificación y la degradación del suelo, una iniciativa en la que participan 16 países y en la que España está representada por la Estación Experimental de Zonas Áridas, ubicada en Almería.

Tras haber implantado estrategias de manejo sostenible (EMS) en 16 áreas agrícolas pilotos en cuatro continentes, Desire afronta su etapa final ofreciendo los primeros resultados que, en el caso de España, avalan la efectividad de las técnicas utilizadas. Para obtener datos concluyentes son necesarios, sin embargo, tres años de pruebas, tres ciclos agrícolas que se completarán en otoño de 2011. “Hasta ahora, el objetivo ha sido implementar la metodología para comprobar su eficacia. Y, podemos afirmar, que hasta la fecha, está dando resultados positivos”.

Además de España, otros siete países del Mediterráneo -Portugal, Italia, Grecia, Francia, Turquía, Marruecos, Túnez- junto a Holanda, Bélgica, Reino Unido, Rusia, China, Botswana, México, Chile y Cabo Verde participan en el proyecto Desire. La gran variedad de zonas de estudio implicadas hace necesario el análisis, interacción y comparación de los datos obtenidos en cada una de ellas para intentar aportar soluciones locales a un problema global.

Las conclusiones obtenidas se presentarán en una serie de folletos de Buenas Prácticas Agrícolas dirigidos a profesionales del sector, agricultores, instituciones, Pymes y ONG. “Entre todos debemos ser capaces de crear ideas innovadoras para combatir la degradación de la tierra”, concluye Albert Solé-Benet.

lunes, 13 de junio de 2011

SECUENCIADO EL GENOMA DE Mycosphaerella graminicola, PRINCIPAL PATÓGENO DEL TRIGO

 
Un consorcio dirigido por un científico del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) ha secuenciado el genoma completo del patógeno que causa el tizón foliar (septoriosis), el cual es una enfermedad que causa pérdidas significativas de rendimientos del trigo.
Según el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo en México, las pérdidas pueden ser hasta el 50% si los productores no utilizan fungicidas para proteger las líneas susceptibles del trigo. El tizón foliar se encuentra en cada área de producción de trigo en el mundo, incluyendo EE UU. La investigación, con resultados publicados en la revista “PLoS Genetics”, podría llevar al desarrollo de estrategias para el control de esta enfermedad.
El patógeno, llamado Mycosphaerella graminicola, tiene un período silencioso muy largo, durante el cual el patógeno se nutre de la planta viva y elude las defensas naturales de la planta hospedera. Previamente, los científicos no tuvieron una buena comprensión de cómo el organismo infecta la planta de trigo, o cómo la planta puede resistir el patógeno. La secuenciación del genoma del patógeno podría ayudar a contestar estas preguntas, entre otras.
“La secuenciación completa del genoma de M. graminicola les da a los investigadores mundialmente las herramientas necesitadas para mitigar los daños causados por este patógeno en los cultivos”, dijo Edward B. Knipling, administrador del ARS.
M. graminicola utiliza la patogenicidad de sigilo; es decir, la capacidad de infectar la planta hospedera sin causar una reacción defensiva adecuada por la misma.
“Muchos patógenos infectan las plantas hospederas penetrando las paredes celulares de la planta”, dijo el fitopatólogo Stephen Goodwin, quien trabaja en la Unidad de Investigación de Producción de Cultivos y Control de Plagas perteneciente al ARS en West Lafayette, Indiana. “Pero este organismo crece en las aberturas naturales de la planta, llamadas los estomas, que la planta normalmente usa para el intercambio de gases. Luego el patógeno crece de en medio de las paredes celulares sin provocar las reacciones de defensa que tienen el papel de parar infección”.
El patógeno pasa por su “período silencioso” y luego comienza una etapa de patogenicidad. “No sabemos lo que ocurre durante el cambio de la etapa latente a la etapa patogénica”, dijo Goodwin. “La secuenciación del genoma les permitirá a los científicos estudiar la expresión de todos los genes involucrados en el período de transición”.
Goodwin dirigió el proyecto de secuenciación y es el autor principal del artículo, junto con Igor V. Grigoriev del Instituto Conjunto del Genoma del Departamento de Energía de EE.UU. en Walnut Creek, California, y Gert H.J. Kema de Investigación Internacional de Plantas en Wageningen en los Países Bajos. El grupo internacional también incluyó científicos en Australia, Brasil, Francia, Alemania, Irán, México, Suiza, y  Reino Unido.

jueves, 9 de junio de 2011

EL USO DE FERTILIZANTES PROVOCA UN RÁPIDO DETERIORO DE LAS PRADERAS SUBMARINAS

 
Las praderas submarinas, además de albergar una gran diversidad de organismos, sirven de barrera de protección para la costa, cumplen un papel fundamental en el secuestro del CO2 atmosférico y en la producción de oxígeno y ayudan a mantener el aire y el agua limpios. Un estudio de investigadores estadounidenses y españoles, entre los que se encuentra el científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carlos Duarte, ha determinado que el uso de fertilizantes procedentes, principalmente, de la agricultura industrial podría provocar un rápido deterioro de las praderas submarinas.
El trabajo, recientemente publicado en la revista Ecological Applications, señala que el empleo de fertilizantes “afecta a la mayoría de los beneficios que obtenemos de las praderas submarinas”. Los resultados del estudio, llevado a cabo en la costa de Alabama (Estados Unidos), muestran una “pérdida drástica” de las praderas debido a un incremento de los nutrientes en el agua, un proceso denominado eutrofización.
“Desde los años 50, se ha perdido cerca de una tercera parte de la superficie que cubrían las praderas submarinas”, afirma Duarte. El deterioro de este hábitat submarino afecta negativamente a la fauna residente, como cangrejos, camarones o peces, y disminuye la claridad de las aguas costeras. Las praderas son fuentes de alimentación de los consumidores primarios, es decir, de los organismos herbívoros y los que se alimentan del detritus de estas plantas.
Para evaluar los efectos de la contaminación con nutrientes en los ecosistemas marinos, los investigadores añadieron fertilizante a una pradera submarina de Alabama durante seis meses de forma continuada. Tras el experimento observaron que el exceso de nutrientes había erradicado la pradera casi en su totalidad. La pérdida del hábitat submarino hizo que disminuyera la abundancia de alevines de cangrejos, peces y camarones (que usan estas plantas acuáticas como refugio). Además, disminuyó la claridad de las aguas.

Impactos dispares
Según la primera autora del estudio Andrea Antón, investigadora de la Universidad de Carolina del Norte (EE UU), “no todos los efectos fueron negativos y, a pesar de la pérdida de este ecosistema submarino, el incremento en el uso de fertilizantes podría no afectar a la capacidad que tienen estos ecosistemas de absorber dióxido de carbono ni tampoco a su productividad”. El experimento “no afectó de forma consistente a la cantidad de alimento disponible para otras especies ni al intercambio de oxígeno y CO2 dentro de la cadena trófica”, aseguran.
Según los resultados, el impacto del incremento de nutrientes inorgánicos sobre estos ecosistemas puede ser dispar, tanto negativo como neutro o positivo, y por tanto, las políticas de gestión medioambiental dependerán de los ecosistemas que se quieran preservar. “En el caso de las praderas submarinas, la pérdida de hábitat y los impactos drásticos en especies de interés comercial es lo suficientemente alarmante como para exigir un control riguroso de la eutrofización de la costa”, concluyen los autores. 

* Andrea Antón, Just Cebrián, Kenneth L. Heck, Carlos M. Duarte, Kate L. Sheehan, Mary-Elyzabeth C. Miller y C. Drew Foster. Decoupled effects (positive to negative) of nutrient enrichment on ecosystem services. Ecological Applications. DOI: 10.1890/09-0841.1.