miércoles, 23 de mayo de 2012

ESTUDIOS SOBRE EL RIEGO: BUENO HASTA LA ÚLTIMA GOTA

Científicos del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) están asegurando que los agricultores de la región del Pacífico Noroeste se benefician de cada gota del agua de riego.
El científico del suelo Gary Lehrsch ha desarrollado directrices de riego para proteger la superficie del suelo, mantener la calidad del suelo, sostener los recursos del suelo, y mejorar la entrega del agua por medio del riego por aspersión a la zona de raíces de cultivos.
ARS es la agencia principal de investigaciones científicas del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA por sus siglas en inglés), y este estudio apoya las prioridades del USDA de responder al cambio climático global y promover la sostenibilidad agrícola.
Lehrsch trabaja en el Laboratorio del Noroeste de Investigación de Riego y Suelos, el cual pertenece al ARS en Kimberley, Idaho. En una investigación de cinco años, él y sus colegas evaluaron el efecto de la energía cinética de las gotitas de agua en la fuerza de la corteza del suelo y la estabilidad de los agregados. Ellos regaron parcelas experimentales de remolacha de azucarera utilizando sistemas de riego por aspersión que tuvieron cabezas rociadoras situadas seis pies por encima de la superficie del suelo.
Las cabezas rociadoras se modificaron para producir gotitas de agua con niveles altos o bajos de energía. El grupo midió la estabilidad de los agregados y la resistencia de la superficie del suelo a la penetración la cual es un indicador de la fuerza de la corteza del suelo aproximadamente cuatro días después del primer riego después de la plantación y 14 días después del último riego.
Lehrsch y sus colegas descubrieron que la porción de los agregados estables del suelo disminuyeron del 66 por ciento al 55 por ciento cuando había aumentos en la energía del riego del 0 por ciento (en parcelas experimentales protegidas por una red de nailon) a la tasa más baja en la investigación. También descubrieron que la tasa de surgimiento de las plántulas de la remolacha azucarera aumentó por 6,4 por ciento cuando la energía de las gotitas fue reducida por el 50 por ciento. Este aumento en el surgimiento de las plántulas podría aumentar los ingresos netos de los agricultores en la parte del sur de Idaho por casi 6,2 millones de dólares anualmente.
Los científicos concluyeron que estas restricciones deben ser utilizadas hasta que han emergido las plántulas y ellas sean establecidas. Luego las cabezas rociadoras se pueden ajustar para entregar más agua en niveles más altos de energía durante el resto de la temporada de crecimiento.
Lea más sobre esta investigación en la revista 'Agricultural Research' de mayo/junio del 2012.

jueves, 10 de mayo de 2012

UN EQUIPO DE LA ETSIAMN INVESTIGA LA INFLUENCIA DE SUELO, CLIMA Y LUZ EN LA COMPOSICIÓN QUÍMICA DE ACEITES ESENCIALES DE PLANTAS MEDITERRÁNEAS

Un equipo de investigadores del Grupo de Recursos Naturales y Biodiversidad del Instituto Agroforestal Mediterráneo (IAM), perteneciente a la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural (ETSIAMN) de la Universitat Politecnica de Valencia está estudiando la influencia de factores de carácter ecológico como suelo, clima y exposición de la luz solar en la composición química de aceites esenciales de plantas mediterráneas.
Sus estudios se han centrado en las variaciones de la composición química de aceites esenciales de distintos tipos de mentas, tomillos y artemisias, principalmente, dependiendo de la zona geográfica, del momento del día en que se recolectan, del tipo de suelo en que crecen o del momento del ciclo vegetativo en que se encuentren.
Este es un elemento fundamental para la industria cosmética y parafarmacia y la salud humana de cara al consumidor final ya que los aceites esenciales pueden contener o no sustancias tóxicas o dañinas dependiendo de estos factores.
Algunos ejemplos son particularmente ilustrativos en este sentido. Así, del romero es posible extraer varios aceites esenciales diferentes según su origen. Si la planta procede de Marruecos o Túnez se caracteriza por la presencia de eucaliptol, cuyo poder expectorante es muy alto. En el de la Península Ibérica y sur de Francia, predomina el alcanfor que se caracteriza por ser relajante muscular y neurotóxico. En Córcega, sin embargo existe un quimiotipo de romero caracterizado por la presencia de verbenona, un estimulante hepático.
En el caso del aceite de salvia, según la norma ISO 9909, esta sustancia solo puede contener un 8,5% de beta tuyona, una sustancia neurotóxica presente en un licor llamado absenta que se utilizaba a finales del siglo XIX y principios del XX.
Uno de los estudios realizados por este grupo de investigadores ha estado dedicado a monitorizar la composición de este aceite esencial procedente de una explotación del interior de la Comunidad Valenciana. Sus resultados han garantizado que el contenido de beta-tuyona no rebasa los límites permitidos en ningún momento del ciclo vegetativo.
Resulta significativo que la planta caracterizada por la presencia del citado componente neurotóxico, el ajenjo o Artemisa absinthium L, posea un quimiotipo o “raza química”, muy característico de la zona oriental de la Península Ibérica, donde dicho principio –beta-tuyona- no se haya presente, pudiéndose así utilizar sin las consecuencias nocivas que llevaron, hace ya décadas, a la prohibición de la absenta.

Estudio con mentas
Otra de las líneas de investigación del Grupo de Recursos Naturales y Biodiversidad del Instituto Agroforestal Mediterráneo (IAM) con varias especies de menta ha determinado la importancia de los ritmos de la luz, del día y de la noche. De hecho, una de las variedades de esta planta –la menta piperita- cuando crece en condiciones en las que existe una elevada intensidad de luz, temperaturas bajas y días largos y templados produce un aceite esencial rico en mentona, lo que le confiere una elevada calidad.
Sin embargo, una baja intensidad de luz, temperaturas nocturnas altas, días cortos y una elevada variabilidad en la temperatura diurna da lugar a una elevada proporción de mentofurano, sustancia que hace disminuir su calidad.
  
Para el profesor de la ETSIAMN y miembro del Instituto Agroforestal Mediterráneo, Juan Antonio Llorens, “el estudio de la influencia de factores ecológicos en el metabolismo secundario de las plantas es una línea de investigación de notable interés, tanto desde el punto de vista quimiotaxonómico como de sus posibles nuevas aplicaciones, aspecto de indudable impacto económico para las empresas e industrias que trabajan en este terreno”.

miércoles, 2 de mayo de 2012

LOS HUMEDALES DEGRADADOS TARDAN 30 AÑOS EN RESTAURARSE

Los humedales son unos de los ecosistemas más productivos que existen en el planeta, no obstante, la acción humana destruyó aproximadamente la mitad de su extensión mundial a lo largo del siglo XX. Una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) revela que estas formaciones degradadas tardan una media mínima de 30 años en recuperar su estructura y funcionamiento. Los humedales de nueva creación requieren, aproximadamente, el mismo periodo de tiempo hasta llegar a ser autosuficientes.
“Cada indicador de recuperación evoluciona de forma distinta. Se recuperan antes los flujos de agua que la comunidad biológica y esta antes que los ciclos biogeoquímicos pero las condiciones mínimas de viabilidad se alcanzan cuando se estructura la comunidad biológica vegetal, lo que suele tardar unos 30 años”, explica el investigador del Instituto Pirenaico de Ecología del CSIC Francisco Comín, que ha participado en el trabajo.
La investigación, publicada en la revista PLoS Biology, se basa en el análisis de los datos disponibles de la biología, la hidrología y la bioquímica de 621 humedales (entre los que se incluyen turberas, manglares, llanuras de inundación, saladares y lagunas) del mundo, tanto restaurados como de nueva creación; y la comparación con otros 556 humedales de referencia. En muchos casos, la información existente se remonta a más de 100 años.
Comín explica: “Es imposible recuperar el 100% de las características de un humedal ya que la naturaleza no pasa dos veces por el mismo estado, pero sí puede alcanzarse una reparación exitosa con características que, aunque no sean iguales que las iniciales, sí cumplen la misma función”.
Entre los hallazgos relevantes del artículo, el equipo ha descubierto que los humedales mayor tamaño (con una extensión superior a un kilómetro cuadrado) se recuperaron antes que los más pequeños. Del mismo modo, aquellos situados en climas cálidos y tropicales también experimentaron una restauración más rápida que los de ambientes fríos, cuyas características de referencia no se alcanzan antes de los 50 años.
Por su parte, las masas de agua conectadas a otros regímenes hidrológicos mayores recobraron sus niveles biológicos y bioquímicos originales después de 20 años y 30 años respectivamente. Por el contrario, los humedales aislados no han logrado alcanzar el nivel de origen en estas variables después de 50 años. Por ello, Comín recomienda “investigar nuevas estrategias y técnicas de restauración que aceleren la recuperación de las funciones y servicios de los humedales”.

Restauración insuficiente
Dada la enorme pérdida de humedales que ha sufrido el planeta y los servicios que aportan estos ecosistemas, es fundamental aplicar técnicas adecuadas de creación y recuperación de este tipo de espacios. El investigador del CSIC denuncia que “los planes de restauración actuales no suelen contar con una base científica”. Comín
explica: “Normalmente, se ejecuta una obra sencilla, como una revegetación o una reconexión hídrica, pero no se asegura la funcionalidad de estas medidas a largo plazo”.
En diciembre de 2000, España traspuso la Directiva Marco de Agua (DMA), una norma europea que obliga a que todas las masas de agua del territorio se encuentren en buen estado de conservación para 2015. Comín, además, propone la creación de un Plan Nacional de Recuperación de Humedales asociado a una estrategia de desarrollo sostenible del medio rural. Según el investigador del CSIC, “aparte de los servicios ambientales que cumplen estos ecosistemas como la fijación de carbono y la regulación de los ciclos de agua; también aportan importantes valores productivos, recreativos y culturales”.
Este trabajo ha sido dirigido por las Universidades de California en Berkeley y la de Stanford (ambas en EEUU) y ha contado con la colaboración del Museo Nacional de Historia Natural de París (Francia).

David MorenoMateos, Mary E. Power, Francisco A. Comín and Roxana Yockteng. Structural and Functional Loss in Restored Wetland Ecosystems. PLoS Biology. DOI: 10.1371/journal.pbio.1001247